Las políticas ejecutadas para enfrentar la Gran Recesión y la crisis global no han permitido el restablecimiento de un firme y sostenido crecimiento económico; menos aún el aumento importante y sostenido del empleo formal. En varios países continúan altísimas cifras de desempleo, mayores en el caso de los jóvenes. Las dificultades para mantener el crecimiento se acentúan en las más grandes e importantes economías en desarrollo en tanto aplican políticas cercanas a las recomendaciones del FMI, el BM y el BID. Frente a ello, los dirigentes de los bancos centrales de las economías desarrolladas, los que encabezan a organismos económicos y financieros internacionales, los directivos de los grandes bancos, sociedades de inversión y otras compañías de las finanzas insisten en continuar con la misma política económica. Por tanto, no existirá sorpresa que en unos años más la concentración del ingreso en el segmento del 1 por ciento de los más ricos será mayor. Pero también será más difícil que las economías crezcan y existan condiciones de vida digna para una parte creciente de la población.
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